Aurelio Asiain, a través de Twitter, me recomendó un libro de Tanizaki una de esas noches en que yo lamentaba no haber leído nada. Terminé comprándolo por Amazon, para Kindle, en inglés (en México sale como a 130 pesos, nada mal por un libro electrónico de esos raros que de otro modo no consigues). Seven Japanese Tales, por si les interesa. Algunas cosas en qué pensar:

  • Dos de sus cuentos usan a personajes ciegos y uno de ellos es el narrador. Es interesante como maneja la narración a través de los otros sentidos: el oído, el tacto y cómo tocar las cosas, para seguir desarrollando la historia. Aunque sus narradores suelen ser engañosos por naturaleza, los ciegos (al menos) tienen que usar otros recursos que los espejismos, el humo y la distracción de la vista. Se vuelven maestros de su cuerpo para manipular el mundo a su alrededor (sí, el mundo narrado, pues). Eso suena interesante cómo escritor y, por supuesto, es un deleite para el lector.

  • Las interesantísimas relaciones de poder, de amos y sirvientes, de hombres y mujeres, de aristocracia y plebeyos, de amantes pasivos y de activos. Cómo los personajes parecen condenados por estos roles y toman su lugar con una escalofriante comodidad.

  • En The Bridge of Dreams, he leído a uno de los narradores menos confiables que me he topado en los últimos años, en una cantidad bastante amplia de libros. Cada que repasaba sus palabras sentía grandes dudas acerca de la verdad, de la situación, de los eventos. Por momentos creía que estaba leyendo las fantasías eróticas de un viejo tramposo, de esos que te jalan con la promesa de una botella y no te dejan ir hasta que han terminado de vaciarse. Con todo eso, el mismo narrador tomaba pausas para hablar de los pájaros (o quizás hablo de un ciego) y recitar un poema para describir la casa donde solía vivir.

  • Es fascinante ver los pájaros que hay dentro de los cuentos. Recomiendo pausas y buscar en internet, mientras se lee, para descubrir el aviario.

  • W.H. Auden construye un cuerpo, una ciudad, un hombre, un cadáver a través de versos. Tanizaki hace lo mismo a través de estampas, de haikus, de ríos, de trinos, del murmullo del agua en una fuente. Auden construye a Yeates. Tanizaki construye a Monogatari, al puente de los sueños, a una casa que es escenario de una historia fascinante.

  • Sí, Tanizaki está repleto de erotismo, de pieles blancas y mujeres carnosas, de hombres que las desean más allá de lo que pueden sus cuerpos o sus almas. Me atrevería a decir que Murakami le debe mucho. Montones. O quizás no. Rectifico: debería leer más a ambos. Probablemente lo que yo interpreto como deuda, tiene raíces en alguna situación cultural que sería muy menso de mi parte decir que conozco. Pero parece fácil decirlo… parece fácil.

  • El cuento más pequeño trata de un hombre que necesita tomar el tren pero los trenes le dan ansiedad y entonces compra una botella de whiskey, se mete y de todas maneras se siente ansioso. Describió perfectamente mis síntomas (de hipersensibilidad a la nicotina) y, aunque por lo general me mantengo como un lector pasivo, con una distancia crítica y sana con respecto a mis lecturas, esta vez me falló y hasta casi me da la taquicardia. Pos sí, cuerpo mamón que tengo. También me reí cuando terminé el cuento. Otro tipo de catarsis.

  • Este libro es recomendadísimo para los amantes de la literatura o de la cultura japonesa.