Me da vergüenza tener un dominio con mi nombre, es como crearse una autoridad ilusoria sobre un puñado más de ilusiones. Es como el recién ingresado al sanatorio quien garantiza su nombre es Napoleón Bonaparte porque él escribió todo lo que hay en napoleónbonaparte.com.

Pensé en una opción más amigable como arboltsef o arbolfest punto org pero eso hubiera sido como entrarle a medias tintas con la locura. Cómo decía un viejo amigo venezolano: “Sé es marico, o no sé es marico. Pero medio marico no vale”.

El blog, sin embargo, tiene nombre: “Canción para un desvelo”. Creo que es apropiado y es el título más balanceado que puedo darle. Apuesto qué, igual que el Árbol, este blog me acompañará unos diez años.

Hace unos días, platicando con otros escritores, me di cuenta de lo importante que fue mi primer blog para mi vida como escritor. No solo fueron la constancia y la disciplina, pero también las relaciones y las oportunidades. Gracias al Árbol de los mil nombres, pude deshacerme de una buena parte de las cien copias que me entregaron de mi novela, por ejemplo.

Cuando cerré el Árbol, sabía que debía dejarlo atrás pero no tenía idea alguna de lo que haría después como escritor (o como bloguero). Estuve estudiando opciones: seguir con mis columnas, mantener varios diarios o cuadernos, tener blogs en otros lados pero ninguno de ellos se sentían cómodos o completamente míos. Nada se compara a tener el control de tu contenido. Por eso regresé a wordpress y al rodeo que significa mantener el cuidado de un sitio. Durante los próximos días, en algunos horarios libres y de desvelo, estaré copiando algunas de las cosas que tenía. No copiaré los diez años enteros del Árbol pero sí algunos de los escritos a los que les tengo más cariño o respeto. De igual modo, recogeré lo que he escrito en varios sitios de la red, ya sea porque me invitaron o porque en algún momento metí mi cuchara.

Pero lo haré despacio porque quiero disfrutar el viaje.

Y si quieren acompañarme, de vez en cuando, no estaría nada mal.