Te venden la idea de: “Encuentra lo que amas” o “Haz lo que te apasiona” y de un momento a otro lo haces, empiezas a tener una idea pero viene la sorpresa: tienes que trabajar para que funcione. No te la crees. Entonces algún listillo puede que te diga: “Eventualmente todo caerá en su lugar”, “Si haces lo que quieres no puedes estar errado” pero no te lo explican. En realidad, hacer lo que amas, exige el mismo o más trabajo que todo aquello que odias, que te aburre o que desprecias. Nadie te avisa que con la dosis correcta eso que amas tanto puede irse al otro lado y luego vas, como un imbécil, a empezar de nuevo, en otra chingaderita que también parece agradable, y divertida, y la buena, y así puedes caminar tambaleando hasta el final de tus días, solo porque no quieres comprometerte tantito.