Una obviedad: Al tener una representación física (es muy fácil decir que no, hoy en día, los libros son parte de internet y todos los días, cientos de libros nuevos caen al río), el libro también corre los riesgos de convertirse en objetos de fetiche. Gracias al Pornito y su sección SFW, llegué al proyecto de “Hysterical Literature”.

Clayton Cubitt graba videos de mujeres (actrices porno, y quizás algunas amateur) leyendo libros mientras, por debajo de la mesa, “algo pasa” (un vibrador o quizás una mano, una lengua, acumulación, el orgasmo). El primer video de la serie es el que ven allá arriba y le correspondió a Stoya, con el libro “Necrophilia Variations” por Supervert (Un libro que, como se mire, también apela al morbo, al misterio, a la confesión de un erotómano a través del anonimato). También trabaja con otros libros, como “Leaves of Grass” de Walt Whitman o “American Psycho” de Bret Easton Ellis.

Cubbit despoja los colores, enfoca el lente a la mesa, al medio cuerpo, invita a través de su proyecto a mirar el libro y al lector como “otra cosa”, una propuesta a tratar las palabras, su mensaje oral, como un impulsor erótico. Por supuesto, es muy interesante (y morboso) ver los rostros, escuchar los gemidos y como las actrices arrastran o sesean las palabras. Si ven la serie recomiendo que usen audífonos. Es más placentero y menos peligroso (sobre todo si están en el trabajo).

Hablando de libros como la posibilidad de un orgasmo, Open Culture publicó hace tiempo una lista de 375 libros electrónicos gratis (en inglés). Incluye libros clásicos como las tragedias de Esquilo o “Las mil y una noches”, así como unas sorpresitas (libros de Coelho (por eso dije sorpresitas), de P.K. Dick, Vonnegut, Neil Gaiman, Scott Fitzgerald o Foster Wallace). Los textos están en distintos formatos digitales y algunos solamente se pueden leer en línea.

No hay excusa. Hoy mismo puede conseguirse el material para hacer su mejor imitación de Stoya mientras está leyendo.