Muchos hablan de qué las estrellas o los favoritos, son una carrera de egos. Hasta verbo hay: favear. Se dice, porque todo lo que implica un favoritismo eventualmente deriva en, que es una mafia. Cuidado… si se prolonga la discusión, eventualmente llegaremos al argumento fascista.

Las estrellas son como las que nos ponían de niños por algo bien hecho. No es otra cosa. Como pasaba en la niñez, algunos se preocupan porque el profesor les de muchas estrellas. Tal vez porque son bonitas, son una recompensa o quieren algo brillante que llevar en la frente mientras caminan y sorben su helado. Las estrellas también son una forma muy sencilla para descubrir qué le gusta leer a tu tuitero preferido y así descubres otros caminos a través de un método –más o menos– oculto. Puedes descubrir cosas muy interesantes a través de las estrellas. Con quién te engañan, por ejemplo. Ah, creo que eso no iba.

Usa las estrellas, no las desperdicies. Las estrellas son una selección de lo que consideras lo mejor de tu día en twitter. Son como una antología personal de escritores. Úsalas para regresar ahí cuando estés de malas, si es que me hiciste caso y buscas lo que te hace reír. Úsalas para inspirarte, para analizar o para hacer un juicio crítico, para descubrir mecanismos. Las estrellas también ayudan a conservar artificios de escritura.

Puedes conocerte mejor a través de estrellas. Es un proceso personal e íntimo, que te lleva a relacionarte con esa otra persona, encontrar una conexión. Úsalas para aprender. Los favoritos son lo mismo que los libros que has conservado a través del tiempo: una biblioteca personal a la que puedes recurrir cuando te pierdas. Olvida la discusión tan obvia y aburrida del ego. No le haces un favor al autor si le pones una estrella, el favor es para ti. Es tu referencia personal.