La cantidad de Iglesias en Puebla es increíble. Ya todos conocemos esa leyenda urbana, y los rezos que la acompañan: Existe una iglesia para cada día del año. Alguna vez escuché que el número real, era la mitad de los 365. Todas las iglesias, de ladrillos viejos y tumbas rotas, están protegidas por el mundo, como patrimonio cultural. Así es Puebla, la ciudad del patrimonio cultural, la ciudad de los ángeles, la ciudad donde algún dios bajará su pie celestial primero, para juzgar a la humanidad. Me imagino a sus habitantes, con las manos alzadas por las mañanas y amorosamente protegidos por las estructuras viejas. En mi vecindario no había capilla, iglesia, catedral, nada por el estilo. Una vecina se encargó de conseguir un arquitecto y dinero para levantar una capilla. –Es que nos faltaba una, en esta esquina –sonriendo la señora, con sus perros tan pequeños como el mío, corriendo de un lado de la calle a otro. Ahora cuando paso caminando por ahí, a las cuatro o cinco de la tarde, un grupo de señoras se reúne para discutir como van a mejorar su barrio, como van a mejorar la humanidad, todo bajo la protección divina de unos ladrillos de concreto y la mirada de un Cristo de cerámica, muerto, sin sangre real navegando por sus venas.