Después de un terrible accidente con WordPress 2.8 (ya ven, uno que actualiza sin desactivar plugins porque no aprende la lección)… cambié el tema del blog y algunas cuantas cosas más. Como verán, ya no tenemos banners aleatorios allá arriba, sin embargo, la imagen frontal para el featured post conserva esa característica. Ya se darán cuenta que no siempre es la misma. Lamentablemente, el formato de imagen vieja hace que algunas imágenes no sean tan sugestivas como eran antes, así que si encuentran algo que los hace parpadear dos veces… es por eso, no por mi culpa. Insert evil grin here.

Mañana, al parecer, es mi último llamado de Julio Regalado. No tengo otro pendiente, sólo papelería. La documentación no toma mucho tiempo. A Sol ya está que se le cuecen las habas porque llegue con todo mi tilichero… lo que más me tiene al pendiente es donde vamos a meter tanto libro. Los libros en una mudanza son lo peor que puede haber. He cargado con ellos en varias mudanzas, y he perdido tantos en el proceso, que por eso me inclino por el lado práctico de la tecnología y conservo en digital los más posibles. Los libros encuentran poco a poco su lugar en laptops, cd’s, dvd’s, memorias de celular…

El lugar más importante para un libro, es el recuerdo. No es en su forma física, sino la forma que lo transforma después de leído. Sin embargo, huele rico en su forma física. Algunos están tan acostumbrados a la textura y a los olores, que se hacen bibliotecarios o vendedores de libros de segunda mano. Gente que se alimenta, se intoxica, diariamente de los olores del papel que se hace ocre conforme pasa el tiempo. Recupera un poco su forma primigenia, la de los árboles olorosos de un bosque. Sepa.

Mañana tengo llamado en el Ajusco. Esperemos que mañana se me quite la flojera de quitar fotos. Ariadna me dejó un comentario de los perros perdidos del Ajusco. Hasta hace poco encontré un par de perritos perdidos, y un par de perrotes también, que me empezaron a ladrar. Perros de bosque, supongo, que están acostumbrados un poco a la salvajada y dejan en claro que no son dominios completamente humanos. Les hice una mueca a los perros, prendí un cigarro y me quedé en mi lugar, a ver si se atrevían a acercarse más. No lo hicieron. Que bueno, porque uno de ellos me daba un pinche miedo…

Diez y media de la noche. Que rápido pasan las horas.