• He descubierto algo peor que no tener internet… y es que mi servidor de WoW está caído. Quel’Thalas está caído.

  • Es como… cuando me despertaba muy temprano siendo niño, y descubría que el canal cinco no tenía señal, daba vueltas de un lado a otro como un pequeño obseso desesperado por su droga de entretenimiento. Ya no tenía sueño. Ya había pasado el umbral. Ya estaba empezando mi día de actividad. El canal cinco no tenía señal, me sudaban las manos, prendía la televisión y cualquier otro programa que no tuviera animalitos animados o basados en Walter Lantz, no merecía la pena.

  • Un suspiro. Hay una página que te muestra el estado de los servidores. F5 cada par de minutos, o segundos, ¿qué más da? No hay avance. El internet, de repente, me parece un amplio desierto, donde un niño que espera la señal, está dando vueltas ignorando el placer de la arena entre sus dedos y enfocándose más en ese sol infernal que lo está siguiendo. Exageremos: ¿Qué hacías antes de WoW?

  • Debo un podcast, prometo hacerlo esta noche. No pienso jugar más, me hace falta dormir. Tenemos poco trabajo. Aún cuando llegamos y hubieron varios problemas.

  • Ayer pasó algo muy curioso. En un proyecto, resulta que ni la principal, ni el backup, podían filmar. Mal, mal, mal. El primer contrato que se firma en este trabajo, es un contrato verbal donde confías plenamente en el profesionalismo del actor. “Si puedo trabajar ese día. No tengo problemas”. Los comerciales son rápidos, pero no por eso disminuye su importancia en la mecánica económica de actores, directores, creativos, productores, entre otros. Se rompe una tuerca, esa tuerca llamada actor, y las demás piezas corren el riesgo de desmoronarse, y adquieren la desconfianza, y nos volvemos humanos.

  • Por otra parte, ayer mientras caminaba (como hacía tiempo no caminaba solo… tanto), pensaba en los creativos y los directores en las juntas… Me pregunté, ¿qué pasarán por sus cabezas? Una imagen del mundo donde hombres y mujeres poco apasionados observaban las diapositivas donde se estructuraba el comercial dispuesto a tomar control de los espectadores, me desoló. Yo estaba sentado en esa mesa, comentando de vez en cuándo, las expresiones faciales y las aptitudes histriónicas de los seleccionados al casting.

  • Una imagen un poco catastrófica. Un director debe ser un hombre apasionado. Un hombre que defienda sus decisiones con pasión. Son los más entretenidos, aunque no ganen siempre.

  • Todos somos niños en un desierto.