La mentira es un mecanismo necesario para mi profesión. No hablo de los castings. (Que también es necesaria la mentira, a otro nivel). Me refiero a escribir. La persona que precie o necesite escribir ficción debe tener en el corazón a un mentiroso. Un gran mentiroso. Curioso que una persona como yo, que habla de la honestidad como uno de los mecanismos más importantes para el blog, se refiera a la mentira como el mecanismo vital para el escritor. Es porque estoy malito de la cabeza.

Hay dos tipos de mentira, según yo, la mentira para obtener beneficios muy personales, y la mentira para entretener a los demás. Espero Dios me perdone porque el domingo me confirmo y eso de ser escritor, obliga el pecado mortal todos los días. Dios perdona a los buenitos. La religión me pega más estos días, disculpen ustedes.

Cof cof.

Ayer entregué mis papelitos y la señora me preguntó: “¿Tu novia esta embarazada? ¿Viven juntos en unión libre?”. Ninguna de esas cosas, DOÑA METICHE. No me creyó mucho porque volteó a ver su polígrafo. Estuvo a punto de invitarme a hacerme el análisis de verdad y mentira, cuando saqué mi billete de quinientos y le brillaron los ojitos. Siéntese joven. Siéntese y présteme sus papeles, ahora mismo lo confirmo yo. No sé como le hago pero yo le confirmo. Tomó mi billete de quinientos tan rápido que creí nunca los había tenido.

—¿Oiga, mi cambio? —le pregunté, pero ella solamente atinó a preguntar:

—Entonces joven… ¿Su novia esta embarazada? ¿Viven juntos en unión libre? —como si nada hubiera pasado.

Ese párrafo de allá arriba, es una mentira con el fin de entretener. Es contar una historia, agregando y quitando detalles, para llamar la atención del lector. No gano nada con mentirles. Probablemente pierda un poco de seriedad y respeto. Es una mentira que puede no beneficiarme y perjudicarme, incluso, a un nivel social.

Por eso, lo mejor sería contarles la verdad: Ayer me presenté a las oficinas de mi parroquia. La secretaria me invitó a tomar asiento. Me hizo algunas preguntas, supongo que de cajón: ¿Eres virgen? ¿Crees en Jesucristo y en la Virgen María? Veo que te bautizaste en esta Iglesia. ¿Te vas a casar aquí? Oh, ya veo. ¿Tu novia esta embarazada? Y yo respondí: Soy virgen, creo totalmente, me bauticé, no, y no. La secretaria me felicitó por mi vida, ejemplo de resurrección y redención. Sonreí. Platicamos de los Salmos. Yo le dije que Mateo no era tan entretenido como Matías. Ella rápidamente me respondió que San Juan Bautista y San Antonio saben lo que dicen.

Ese párrafo de allá arriba, es una mentira personal con tal de ganar el beneficio del clero. Es menos entretenida. Es una mentira que si se lleva muy lejos, me obligaría a tener un estilo de vida que no me gusta. No sería congruente. Una mentira personal siempre se balancea y se puede caer en cualquier momento.

Desde hace un par de semanas, precisamente, estuvimos cazando a una mentirosa. Una chava que inventó quien sabe cuanto de su vida. Las fotos no eran de ella. Un ejercicio que presentó para metatextos lo plagió de algún lugar. Su viaje a Canadá nunca sucedió. Y por supuesto, nunca aceptaba las invitaciones al café. Si participé en la investigación, fue para divertirme. Sin embargo, algo me dice que su arrepentimiento, su frustración por verse descubierta, fue sincero. La mentira llegó muy lejos monina. Permíteme decirte: Sí. Me divertí y mucho. Pero dentro de la diversión, y porque conozco el mecanismo de la mentira, me habría gustado que aprovecharas para ser honesta.

Como terminaron las cosas nunca volverás a mentir o tendrás más cuidado cuando lo hagas. ¿Qué será, qué será?