–Fest abrió esto hace unas horas, y se prometió hacer un post de 10 minutos. Uno que dijera cosas muy sencillas, en oraciones cortas. Piensa que debería practicarlo más a menudo, ya que últimamente, escribiendo una novela y otras cosas no tan sencillas, no se ha dedicado más que a pensar en párrafos largos.

–Pensar en párrafos largos, es un crimen para nuestros tiempos.

–No es que sea tan criminal pensar en párrafos largos. La oración anterior la escribió porque le gusta exagerar. También la brevedad tiene su chiste (supone). Para el visitante es algo que se lee más rápido, y con ello, se evitan todos esos problemas de verdades universales y verborrea exagerada (nah, ¿neta?). También, se evitan los excesos de “Tal vez”, “Por supuesto”, “Pero” y “Sin embargo”. Expresiones horribles, que Fest detecta en sus escritos de vez en vez, y luego se encuentra horas después haciendo las revisiones, buscando la manera de matarlos como si fueran arañas o cucarachas a las que teme demasiado.

–Quiere creer que eso es saludable. Eso mantiene su mente despierta para escribir mejor y buscar sinónimos. Maneras distintas para decir la misma cosa, cortando las palabras innecesarias y las expresiones que sólo redundan lo ya dicho.

–Estaba haciendo lo del post de 10 minutos cuando recibió un mensaje en el celular que decía: “¿Podemos vernos un poquito antes?”. La cita era a las 2. Su reloj decía 1.35. Ese poquito antes, significaba que tendría que salir en ese instante. Notó curiosamente que el mensaje llegó a su celular después de escribir el título del post. Tronó los labios, envió un mensaje diciendo: “Sale, voy en camino, te veo en 10 minutos en el WTC”.

–Mintió, o más bien, confió ingenuo en el tráfico. Llegó en 20 minutos. Sin embargo, alcanzó a la persona, le dio 750 pesotes en efectivo, le entregó otro ipod descompuesto que requería su experticia y recibió un ipod mini recién arregladito. Lo interesante de vivir de nuevo con los tíos es que él se encarga de todos esos encargos. Por ejemplo: ha tenido en su mano tres ipods que no son suyos, pero tiene que cuidarlos como si lo fueran, aún si están inservibles. También, por ejemplo, tiene que hacer ciertas labores del hogar y ciertos “favores”, como pagar deudas que no son suyas… recuerda una ocasión memorable: en un mismo día hizo tres colas en tres bancos distintos, de una hora y media cada una.

–Esas colas le han servido para leer. Porque rara vez hay niñas guapas en los bancos a las cuales pueda verle las nachas. Sólo se encuentra con señoras, hombres de traje, obreros cobrando el cheque, chavos en uniforme de tienda de autoservicio. Nada bonito; sólo una fila enorme con aroma a burocracia, y a ciudad, enorme ciudad.