La disociación, permite a Fest darse cuenta que hace un año, aunque era más productivo, era más infeliz. Ahora que esta un poco más estable, se siente menos productivo. Hoy abrió un texto con el que ha estado trabajando hace un tiempo y en un arranque de disgusto, borró varias líneas. Suspiró un poco confundido y desesperado, salió a fumarse un cigarro y se preguntó en voz baja–. ¿Qué falta?

–Algo siempre tiene que faltar –se respondió de nuevo–, porque si no, pues nomás no eres tú, algo tiene que faltarte siempre

–No necesariamente porque la carencia es una fuerza creadora (que lo es), sino porque así creciste, con algo que siempre estaba perdido, faltando, en algún lugar –todo eso se dijo Fest y cerró la apenas abierta boca, pensando que ese discurso también era una de sus historias viejas, o cree que es así, porque puede suceder otro evento que rompa con el esquema, que le enseñe finalmente lo que estaba buscando después de tantos años.

Su hermano le dijo ayer–: Me he dado cuenta que desprecio a la gente que pierde mi tiempo. ¿Por qué soy así? ¿Quién me hizo neurótico? ¿Fue la tía con quien viví?

–Si, probablemente –le respondió Fest riendo, sabiendo la verdadera respuesta: La verdad, a todos los Salazar nos educaron así.

–Hablaré con mi tía y le diré que me hizo un neurótico, le diré que es su culpa, para que se ría un rato.

–Si, díselo, que lo sepa, que lo tenga muy presente –dijo él, riendo todavía, dándose cuenta de esos estrechos lazos familiares, de ese núcleo familiar inviolable.

Si Fest tuviera que hablar del amor, diría que ayer se cumplieron tres años de sostener una relación con Sol María. Él sabe muy bien que el número preferido de Sol es el tres (no por sus tres demonios, o por sus tres hermanas, o por los tres años que guardan de diferencia cada una… sino porque piensa que el tres es un anuncio de cosas buenas) y que para ella, esta fecha que pasó, tiene un significado especial. A Fest le gusta pensar en eso, él también tiene sus símbolos por ahí, escondidos, grabados, esos símbolos en los que ya no cree totalmente.

Salió a caminar hace un momento, pensando que eso le haría sentirse mejor.