No tengo nada que decir por lo de Londres… me siento incapaz de dar alguna palabra, hay quienes han hecho mejor, yo solamente puedo ofrecer una que otra oración, de parte de un agnóstico. Y es que en México, ya hace tiempo que estamos “seguros” en nuestro huevito. Tenemos nuestras guerritas, nuestro terrorismo: En la capital, serán los robos y los secuestro. En el norte, el conflicto entre indocumentados y cazainmigrantes, el narcotráfico. En el sur, será la mara salvatrucha, los caminos escondidos de la droga. No tengo nada que decir por lo de Londres… sólo que compartimos y qué también tenemos nuestra guerra de todos los días, también tenemos nuestro terrorismo, nuestro horrible 68, nuestra corrupción, nuestros navajazos y balazos. Y viviremos con ello, como ustedes, que dicen que al día siguiente se despertarán y cuidarán a los suyos, e irán a trabajar, y luego beberán en el bar, así como hacemos nosotros. Mientras ustedes hacen poesía, mientras escriben en líneas concretas de fábricas, de los muertos, de los graffittis y los atentados, nosotros compondremos las canciones y los corridos, iremos a beber unas chelas, y después de reír un rato, vamos a llorarle a los que no están, compartiremos el miedo y nos contaremos chistes. Puede ser una manera estúpida de hacerlo, la de uno y la del otro… pero es que así es, así reaccionamos nosotros.

No tengo nada que decir por lo de Londres, si ya lo hacemos todos, a nuestro modo, todos los días.

Una excelente recopilación de datos, aquí.

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En otro punto: Recuerden que se acerca la primera conferencia de weblogs y comunicación.

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“Los misterios de los arcasantes” fueron escritos, más o menos, al mismo tiempo que aquel célebre filisteo, Simón del Dórigo, quien hacía correcciones a las cartas de San Pablo. “Los misterios de (…)”, no es un texto apto para niños, para viejos, ni para minúsvalidos, a menos que estos quieran sangrar inexplicablemente de los ojos y de la comisura de los labios, hablar diecisiete idiomas (entre ellos, el arameo) y cambiar su tez de un sanito blanco (o negro, para no discriminar) a un verde putrefacto y en algunos casos, verde cítrico de manzanita de Chihuahua. A los seres humanos, sanitos, de quince a cincuenta y dos punto cinco… no les provoca más que una leve hinchazón en los tobillos que sólo se arregla si les muerde un perro.

Es por eso que en este sacro santo blog, se habrán de publicar los misterios de los arcasantes, para que todos nos curemos de una vez.

Pero no hoy.

Hoy solamente quisiera ser pirata, pero no por el oro, ni por la plata… sino por ese tesoro que llevas entre las patas.

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En este día, Carrillo Casting sufrió cambios que hicieron cimbrar sus cielos y romper su tierra. O sea que nos mudamos. Ahora cada quien tiene un espacio propio, un poco más amplio, para que pueda estirar los pies y sacarse los mocos. Yo, por ejemplo, tengo una oficinota pintada de blanco (de ese blanco, blancote que hace doler la cabeza), adornado con una ventanota adelante y otra, redonda como la luna lunota, detrás. Lo más complicado fue cambiar el mueble de la sala de edición, uno ergonómico, que fue construido pensando en todo lo que se usa (dos videos, una tele, bocinas, la caja azul de la tarjeta de captura, el monitor de 17 pulgadas). Tan complicado fue meterlo a este cuartito, que José de Arimatea (Johnny, el carpintero, que hace un año tuvo 33 años igual que Cristo), tuvo que partir en dos para meterlo.

Ahora quedó un poco inservible, porque no se le puede meter todo. Si se le pone algún artefacto que pese más de tres kilos, justamente a la mitad, seguro esto se parte en dos y baygón verde a los monitores de diecinueve pulgadas, comprados en rebaja con el aproveche de que la pantalla plana esta por todas partes. Así que he puesto a Bob en el centro, donde está la fisura, para que el cabrón sostenga el mueble con su fuerza sobrehumana y su conocimiento infinito proveniente del flujo de energía otorgado por la naturaleza. El pobre anda sacado de onda porque la ventana donde esta, no le ha clavado ningún tipo de madera o le ha puesto protección. Temo que se la verá con los cuervos esta noche.

Aquí, al menos para este mueble, debería de haber monitores de pantalla plana… o deberíamos de cambiar el mueble por otros más funcionales. Pero eso ya se hará con el tiempo, por lo pronto, lo básico ya esta hecho. El viernes a medio día, que tenemos un callback, comprobaré que tan fluido se trabaja aquí y comprobaré que tan cómodos están los elementos. Por lo pronto, yo disfruto mi pinche ventanota donde entra el aire libremente y aprovecharé que todavía no le han puesto las persianas.

Un dato curioso: En cinco años de trabajar aquí, nos hemos mudado cinco veces.

¿Patrón de conducta? ¿Viviré siempre cercano a las mudanzas? ¿Es el destino? ¿Dios, y su risa celestial azucarada, me estarán dando algún mensaje? ¿Será culpa de la maldición de “los misterios de los arcasantes”?

Si mi agnosticismo es pecado, que Dios tire el primer rayo.