Zuse es el apellido, o el segundo nombre, de un súcubo que participará en la historia de las “Diosas Lunares”, tan pronto me anime a terminarla en el archivo de Word que tengo aparte, empezaré a subirla por capítulos. Pienso que así trabajaré todas las historias de hoy en adelante, porque debe ser molesto presentarles los capítulos y descubrir que no hay próximo, porque no se me ha ocurrido nada o porque la historia en sí, ha decidido tomarse su tiempo. Por lo pronto, escribiré como lo he estado haciendo, pensando en imágenes y desarrollando un párrafo a partir de eso. Hablar de nada, en general. Un blog no es un ensayo y en verdad, prefiero hablar de nada. Me gusta.

Simón Dor, al final de su viaje, lo único que gana es un árbol en su maceta, y se lo lleva a todas partes. Lo saca a pasear, como una mascota. Simón Dor platica con ese pequeño árbol y el árbol, por supuesto, responde. Porque Simón este loco o porque es una historia fantasiosa… realmente no importa. Tal vez, el árbol es un deseo que tengo, uno inconsciente. Tal vez, finalmente, estoy aceptando la figura de Simón Dor en mi vida o la estoy asimilando. Estoy uniendo su persona con la mía. O tal vez, se dio la casualidad y estoy pensando demasiado… porque estoy hablando de comprar un cacto, como en el poema de Sweeney, no de comprar un arbolito, como el final de Simón Dor. Un cacto, pequeño, en una maceta.

También serviría para absorber la radiación del monitor y convertirla, en, no sé… ¿polvo de hadas? Jaja, mamón.

Leí un comentario bastante ofensivo, alguna vez, donde se quejaban de Simón Dor (“Simón Dor mis huevos”), y donde hablaron de mi como “un joven mamón, que se cree bohemio y cree que lo sabe todo”. Hasta ese momento, el comentario iba muy bien y pensé–: Wow, de veras hay gente anónima a la que le cago. El problema fueron las siguientes líneas, donde hablaban de Duducita de una manera despectiva. Odiantes anónimos (trolls): no hagan eso, de veras… es de muy mal gusto. Si hablan mal, hablen mal de mi únicamente. Después de todo, quien más se expone a la crítica, soy yo.

3:11 de la tarde y sigue lloviendo. Es un día gris, de lluvia cuasi-primaveral. Supongo que porque todavía no acaba febrero y no estamos ni siquiera cerca al 21 de Marzo, dejará de llover. Recuerdo un día así, hace quince o dieciséis años, y recuerdo el tren de Zaragoza. Es la única vez que he visto un tren en funcionamiento. Creí además porque dijeron las maestras miopes, que el sol no se veía de frente. La canción de Cénit, de la Castañeda… y la imagen del tren, el niño mirando el tren, en un balcón. Yo, escuchando ruidos que sólo existían en la tele, casi tapándome las orejas, porque era tan intenso como un avión. Mi mamá me dijo, porque esa si fue mi madre, no mi abuela, que debía saludarlo y eso hice. Alcé la mano para saludar/despedir el tren y le grité adiós, y le pregunté si volvería pronto, si pasaría de nuevo alguna vez.