Ya sólo me falta una quinta parte…
Gracias a todos los que han comentado, bien y mal.
Habrán de disculpar la cantidad, algunas la mala calidad.
No quería que nadie se escapara de morir este año,
ya el próximo, les prometo benevolencia…
Nomás que no se repita.

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Personales les llamo, porque me son familiares.
Digo así, que cuentan su vida y sus andares.
¿Aunque no todos los blogs son personales?
No soy nadie para discutir esas banalidades.

Empecemos con Mozzy, de Morrisey fanática.
En su mente, algún impulso de arte plástica.
Se quedó un día, amasando el barro de su chica,
Ya no despertó, murió pronto, en “pitiza”.

La chica de siete duendes, vestida de rojo…
Cumplió el ciclo, de uno a siete, el manojo.
Sus duendes se rebelaron en noviembre,
La mataron de frío, enfermedad y hambre.

El Yorsh que casi nunca escribe por trabajo,
Un día nos mandó a Big Blogger, el invitado.
De ahí, yo creo que se casó y tuvo cien hijos,
La muerte del soltero. No más vinos, ni juegos.

“Al día de hoy”, por Martim el argentino,
Hizo un viaje en el tiempo, un total desatino,
Porque en una variante del universo paralelo
Un dinosaurio se lo tragó, sin ningún desvelo.

Aprendiendo a vivir solo (si quedan agallas),
Es de Jose Luis y un par de gatos gandallas.
Él no me acuerdo bien como murió, que creo…
Manejaba. Una mala vuelta. Ni rezo, ni credo.

A Bycho, que es poblana, le tocó en el castillo…
Así es, en el de Chapultepec un brinquillo.
No, no es que se creyera el mismo Juan Escutia,
Se asomó en un balcón y no midió su memoria.

Al joven maese Bernavé de Control Zeta,
Quien jugaba a regresar el tiempo en la meseta,
Lo agarró desprevenido comiendo tacos,
Un bicho venenoso de inmediatos efectos.

Las cosas de Amaranta, fanática de Márquez,
En su familia, tal vez magia y nombres iguales.
Fue ella quien escribió el poema de su muerte,
Y está destinado Amaranta, no podremos verte.

Otra joven poeta, la señorita Lulú de la Luna…
En su frente estaba escrito su ataúd y su cuna,
¿Te derritió el calor, el amor o la amargura?
Entre tantas letras, tanta poesía, tanta espesura.

A la niña May, que escribe demasiado personal.
Una joven, en veces distraída, en veces pasional.
Noche de antro, parranda de locas arrabaleras
Acabaron con su vida, cayendo por las escaleras.

El diario de un borracho, escrito por Conde.
¿Ustedes pensarían que cirrosis y “ende”?
No creo, yo pienso que lo mató el tránsito.
Estaba sobrio, cansado. ¡Adiós borrachito!

En el país de Sikanda, se inventan historias,
De amarillos, de planetas y de escorias…
Pero todo astro alguna vez debe explotar.
Es el camino del guerrero, es el final.

La Gabs, una chamita, creerá que no la leo,
La verdad es que, rara vez me la pierdo.
De niña, ya se está haciendo una mujer,
Lástima, se metió en el camino del tren.

Gizmho del Güarever, compartiendo chelitas
Y viajes, trabajos, la novia y anarquías.
Terminó su vida con la llama del estrés,
¿O estaba huevoneando, con sus compas (tres)?

Isabel en el país de las maravillas dementes,
Creía conocer de narradores omniscientes.
Leía mucho, se imaginaba Alicia descubriendo,
Estática, envejeció. La Muerte y su festín sendo.

Una Julieta pinta diamantes en el cielo,
Ella pone las acuarelas, otro pone el texto.
¿Quieres una muerte roja, azul o morada?
¿Quieres pintar a la muerte, ponerle posada?

Y claro, esta la cosa húmeda de Algernon,
Creando diálogos filosóficos, como un Organon.
Demencia común, en chavales de su estilo…
Eso lo orilló a tirarse encima un busto de Esquilo.

Los sonidos del silencio de Shamballa,
En soporte técnico de Prodigy, una llamada.
Era la Muerte, quejándose por el servicio,
Nah, la ahorcó con el teléfono, ese es su vicio.

Una mujer advierte–: Mantén tu respiración.
Creo que no debió ser tan literal. Inmolación.
Tanto aire contenido, letras trompicando…
Se murió joven, toda su vida deseando.

Max Bukovsky se hace llamar otra jovencita,
Escribe cuentos por partes, acerca de una pista.
Tal vez ella añoraba una vida de cabaret,
Mirando la ventana, que le choca un chevrolet.

Un hombre, practica esgrima y cuida el huerto,
–Mi lechuga –dice agonizando. Casi muerto.
Una estocada en el corazón, ¿bruja o rencor?
Nadie lo sabe, no ganó el melate, ¡muera cabrón!

Anaitas también escribe en Guadalajara,
Es mercadóloga, joven y también, guapa.
El problema es que se quedó incomunicada,
No pudo avisar del infarto y quedó varada.

Lagartija con alas, ¿qué cenó Pancho?
Unos tacos de carnitas de cabrito macho.
¿Y la lagartija? Se murió de frío,
¡Cómo y tanto le lloró su hijo Darío!

Nos escribe un cubano sabrosón en México,
Sus hijos muy inteligentes, arriba del pico.
A Tres Marías viajó un día, comió quesadillas…
No despertó de sus posteriores pesadillas.

Un chavo llamado Sam estudia en Veracruz,
Se quedó sin Internet, de día le rezó a la cruz.
Es que era una iglesia antigua, algo derruída…
La cruz le cayó encima, no hubo huída.

Scarlett: otra chava, en cambio, muy nice.
En campañas contra drogas, ala Miami Vice.
Redactando viejos emails, viejas fotos…
Murió melancólica, derramó vida en los ojos.

La Super Magazine de Armando Sosa,
–Yo soy sosa –suena a película onerosa.
Pero él no es así, para nada, es un angelito.
Visitando la tumba, viendo a su papaito.

(Casi me sacas la lagrimita con tu video desgraciado).

Un fan de Cowboy Bebop, el señor Nolo,
Lo evitaré: no rimaré nolo con Manolo.
Pues ya lo hice y también diré como moriste:
Mirando todos los capítulos otra vez, ¡Viste!

Taydé, en Tijuana, bebe un poco de ajenjo.
El ajenjo mata, igual que el olor del ajo.
Murió, mirando oscuridad y un dragón rojo.
Santa Muerte, cuida a Taydé sin enojo.

Un hombre espiritual, Un Koala ejecutable,
Imagina diseños y algún personaje con sable.
También quiere escribir, busca el arte.
Pero los koalas ya fueron, ¡demasiado tarde!

Mi viejo amigo, que estudia para médico.
Irwin escribe un blog, su perro es Quiko.
Un día, ese perrito amable se enojó…
Y no pudo decir más, porque se lo comió.