Supongo que me debo la respuesta, ¿qué pasa conmigo ultimamente? ¿qué me tritura el alma el día de hoy, o más bien, lo qué ha venido pasando meses…? ¿Por qué me dedico a escribir “El Cien Vidas” y he hablado menos de mi? Supongo que estoy cansado, estaba cansado o estaré cansado… la palabra cansancio me gusta, me la merezco, porque Alguien no me ha jugado limpio desde hace mucho tiempo.

El problema es que no me rindo. Tan sencillo como eso. Debo tener algún concepto retorcido del orgullo (egocéntrico) porque me gusta arrastrar a la gente y demostrarles, que no son los únicos cansados y aparte, sonrío triunfal.

Si, eso se hace con egoísmo, con orgullo… Auden ya lo había dicho por ahí en uno de sus ensayos, me parece que es el ensayo dedicado al pecado capital de Furia. No estoy seguro.

No. Pensándolo bien, no me enorgullece. Lo único que quiero hacer es descansar y disfrutar más mi vida. Disfrutar a los pocos amigos que tengo, disfrutar mi trabajo, disfrutar a Sol lo más que pueda, lo más que se permita. Vivir como si me fuera a morir mañana y recoger desesperadamente cada minuto. En cierta forma, tengo una sobredosis de Eros y quiero más.

Armando me dijo en un comentario que “el dolor no es necesario, tal vez inevitable pero no necesario”. No estoy de acuerdo, el dolor es necesario para que el gozo sea más intenso. No me refiero a aplicarlo uno a propósito, como un enfermo, para ver como el otro se retuerce y darle la llave para curarle. Así de mamón no… pero sí disfrutar el dolor tanto como el gozo, para saber que tanto es uno dependiente del otro. Todo va, en un círculo, en la rueda de la fortuna, en el ouroburo.

“Después de todo vivirás ambos, aprende a distinguirlos y conoce sus distintos grados. Conoce lo que verdaderamente te hace sufrir, conoce los límites… mírate al espejo y aprende quien eres”. Eso me digo todos los días y me la creo, después de todo un gran hombre me dijo–: Para estar en las grandes ligas, por lo menos, tienes que creértela. (Lo repito mucho y lo hago con la finalidad de que no se me olvide).

O si no, aplico un poco de pi-si-co-lo-gí-a inversa a Dios, para que me colme de bienestar y hacerme el sufrido, mientras hago chillona de cocodrilo y río de lado.

Estoy escuchando a Pink Floyd en este momento, “Wearing the Inside Out”. No soy fanático de hueso colorado, pero cada que alguien dice Pink Floyd inmediatamente pido que lo pongan. Lo escucho cuando quiero despejarme, cuando quiero separarme de mi y verme desde otra perspectiva, pruebo los ácidos musicales propuestos.

Hoy, verdaderamente me siento tranquilo. Hay una oferta de trabajo viable para mi madre y la propuesta de un negocio que parece real, por primera vez le creo cuando me habla (ahora había desconfianza en su tono de voz, no me escondió ninguna verdad… la conozco demasiado. Así se que las cosas están bien, ¡figúrense!). Ya puedo descansar, al menos un tiempo. La mudanza es inevitable: El casero nos dijo que el departamento será puesto a la venta en Abril. No me gusta la idea, aunque me gustaría vivir solo, me preocupa que mi señora madre esté bien.

El cuartito de la oficina, creo que ya lo perdí. Tendré que buscar otro lugar.

Lo de Collin, el haber dicho que mi examen estaba lleno de puras idioteces me hizo dudar de mi afinidad con la literatura. Me hizo sentir que nada de lo que había hecho servía. Le dije a Sol que era la primera vez que me hacían sentir así y después recordé: Eso no era cierto, se sentía igual o tal vez peor.

La primera vez que lo sentí fue cuando perdí el concurso de Primera Novela: “Alfaguara-UNAM” con “Padre Taxi”. He revisado la novela lo suficiente para poder desacreditarla por mi mismo. Comprendí que no era merecedora del premio.

Pero con Collin, la reacción fue muy distinta… me obligué a leer más, a leer más, a leer más. Neurosis: cinco poemas aprendidos en dos días (Larkin, Auden y ¿qué más?), ya casi tengo “The Wasteland”, con sus cuatro secciones, en la punta de la lengua. Entre eso y los fragmentos de Finnegan’s Wake de James Joyce (Gracias Cortázar en un día después de tu día, por haberme presentado a este señor que se inventó cuatro palabras de cien letras). Mi mente estudiantil se separó de mis otras mentes y he hecho un bonito estofado de mi mismo.

Ayer me enteré que Collin me puso ocho y sólo estaba jugando con mi mente. La lista de calificaciones está llena de “No Presentó”, el cual pone en vez de “No Aprobó”. Había dos dieces, cuatro nueves, y mi ocho seguido de otros tantos más. Al menos, no estoy tan jodido.

Estoy satisfecho con el resultado… pero voy por más, no volveré a dudar. No otra vez. No me gustó que me hiciera dudar y no le daré oportunidad de que vuelva a hacerlo.

Se termina High Hopes de Pink Floyd, yo apago las luces y me iré a dormir.